Drenajes Marca ACME en el EDOMEX

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Por El Ahuizote

Es cierto son lluvias muy fuertes y sin aviso previo; sin embargo, cada año es lo mismo, tanto que la gente ya se acostumbró, dicen algunos; pero no es cierto, no es que te acostumbres sino que la población ya se hartó del caso omiso por parte de las autoridades para resolver este tipo de problemáticas que no son cosa menor.

La pérdida de sus muebles, electrodomésticos y sobre todo la desgastante limpia de azolve en las casas de los pobladores baja y derrumba la autoestima de la gente ante la impotencia de ver su vivienda, su calle, su auto, sus propiedades echadas a perder por las aguas negras, pero sobre todo por el mal drenaje y la basura que se queda en las calles. El primero es una responsabilidad de las autoridades que en ocasiones no invierten en el drenaje porque muchos políticos dicen que son obras ingratas ya que nadie las ve y por ello, no les invierten. Prefieren obras que luzcan y se vean magnánimas ante la geografía del municipio al que gobiernan o mal gobiernan. Cárcamos en mal estado, con un funcionamiento mínimo por su tiempo de antigüedad, poca prevención de los organismos de agua y alcantarillado; la nula formación de los organismos públicos hacia la sociedad para fomentar una cultura de mantener limpias las calles.

Que si bien es cierto; la única narrativa que se escucha es que la sociedad es culpable porque la basura debe estar en su lugar; de esa forma algunas autoridades se lavan las manos como si algunas acciones que llevan acabo no influyeran en la forma de vida de cada ciudadano. Un ejemplo de ello, es no poner orden en los mercados sobre ruedas o mejor dicho en los tianguis que cada vez invaden calles y avenidas principales para vender sus productos; cabe destacar que no es contra la gente que diariamente y de forma honrada trabaja para llevar sustento a sus hogares; pero es importante señalar que en ocasiones los supervisores de comercio no hacen presencia para ver como dejan las calles este tipo de establecimientos; solo para poner ejemplo el caso de Ecatepec de Morelos, un municipio que cuenta con calles verdaderamente deprimentes por la basura, llantas, cascajo; la invasión de puestos en los lugares donde sí hay banquetas, coladeras destapadas donde emanan olores pestilentes; animales muertos y todo lo que hace gris a dicho municipio.

Por lo anterior, no es que sea parte de la cultura de los ecatepenses, sino que no ha existido otra forma de ver a uno de los municipios más poblados de América; pues el abandono durante años, por parte de las autoridades ha sido brutal, discriminatorio y sobre todo injusto para los habitantes de este gran municipio, que no solo necesita programas sociales intermitentes, sin dirección y sin transparencia; sino una gran transformación urbana que realce y dignifique a la ciudadanía de Ecatepec; donde deben recuperarse áreas para el esparcimiento y no para la vendimia como ocurre en varios lugares de esta localidad; prueba de ello, es lo que hizo Mariela Gutiérrez Escalante, cuando fue presidenta municipal de Tecámac; al reacomodar a los vendedores, para recuperar áreas que sirven para el esparcimiento público e imagen urbana, como el “Parque Lineal Tecámac” Algo similar deberían de hacer los mandatarios locales donde el problema es la basura y la imagen urbana persiste como en Ampliación Tulpetlac.

Lo mismo ha ocurrido en Chalco, que les llueve sobre mojado, apenas estaban recuperándose y volvió el agua a sentenciar su condición, más en la “Zona Cero”, donde se repite la historia. Porque al parecer entre más fregadas las calles, avenidas y con una imagen urbana deplorable es mayor la esperanza y por ende el mayor número de votantes en espera de que ocurra el cambio a cuenta gotas, sin que nada cambie.

Lo mismo en la avenida José López Portillo, una arteria fundamental en el valle Cuautitlán-Texcoco; que compete a tres municipios importantes como Cuautitlán Izcalli, Tultitlán, Coacalco y Ecatepec.

Mientras tanto, las inundaciones desnudan las carencias, sacan a flote la pobreza y lo mucho que deben trabajar los munícipes para que realmente el cambio se vea reflejado; y no solamente por el color de la papelería de sus oficios que emiten las dependencias de los ayuntamientos; el membrete de “Bienvenidos” cuando se llega a un municipio; el color de las patrullas, los rótulos de los autos oficiales y membretes, proscenios y color de toponimia que indica que ya no gobiernan los de antes sino otros, los de hoy que deben solucionar lo que lleva años siendo clamor de la población como las inundaciones.